Desde la banda

Desde la banda…
Desde la banda el domingo corrí lo que no podía ni debía, sufrí cuando veía que mi equipo no acababa de entrar en el partido y Kike marcaba su golazo, lloré por dentro de envidia, tuve un orgasmo con el gol de Marcos a centro de David, me reí viendo los gestos del “Lázaro” Carmona (explícalo tú, anda), me emborraché de goles, hice de reportero fotográfico para dejar testimonio de lo allí vivido, les di a mis compañeros los ánimos que no tenía, disfruté, en definitiva, del mayor espectáculo del mundo: EL FÚTBOL.
Si yo, que no le di ni una patada a un balón, viví todo esto, me imagino lo que sintieron los que estaban dentro del terreno de juego. Podéis estar tranquilos, chavales. A los que estábamos al otro lado nos contagiasteis vuestras ganas.
En todas las variedades artísticas hubo que esperar largo tiempo para que apareciera quien realizara su esencia. Así, Manolo Vázquez destapó el tarro de las esencias en el Corpus del 81, el Selu dejó para la posteridad “Lo que diga mi mujer”, Maradona metió el gol del siglo en el Mundial del 86 y ha tenido que ser el 31 de enero de 2010 cuando los Galácticos hemos hecho por fin honor a nuestro nombre desplegando el mejor fútbol que nunca se ha visto en el paraíso bormujero.
Seguramente no conseguiremos ser el Brasil del 70, ni llegaremos a ir a jugar en un Porsche (Paco, ¿y la bici?), ni levantaremos trofeos que no sean de escayola, ni estrenaremos equipaciones cada partido (sólo David se puede permitir este lujo), ni firmaremos otros autógrafos que no sean en la ventanilla del banco, pero seguiremos sintiéndonos los futbolistas más ricos y competitivos del Globo mientras cada domingo levitemos en el verde paraíso del Bormujos Stadium para dejar luego el cuarto de baño lleno de bolitas negras de caucho.
Para que a los míos no se le olvide y para compartirlos con los del equipo rival, aquí os traigo un artículo que este verano leí en el AS y en el que veo mi concepción del fútbol.
«…“Se buscan hombres para viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".

Así rezaba el anuncio que Ernest Shackleton publicó en la prensa para reclutar a los 26 hombres (luego se les coló un polizón en el Endurance, que, pobrecito, tuvo que pasar dos años rodeado de hielo) para su aventura antártica de 1914. Gente que arriesgó todo por alcanzar un punto donde reina la nada. Un espacio blanco igual de solitario y crudo que el resto del universo helado que le rodea. El Polo Sur que no llegarían a pisar.

Cabe preguntarse por qué. "Porque está ahí", podrían haber contestado en esa frase clásica que airea siempre la gente de la aventura. Por el puro placer de ir más lejos, de sentirse más vivos, de soportar la soledad en condiciones extremas y consolarse con el aliento y la mano del compañero cuando todo parece hundirse…»

(Jesús Mínguez, 7 de agosto de 2009, Diario AS)

“¿Tú pa qué quiere jugá al furbo?”. Pregunta típica del necio y del ignorante que suele hacerse al lesionado de más de treinta años (¿verdad, Migue?). Para sentirme vivo y ya está, ¿te parece poco?
P.D. Ni el tacón de Guti, ni el tacón de Navas, el del Marcos, que para eso me dedicó ese gol. Gracias, amigo. Si tuvieras ahora 18 años…

Queque cuelgalo en asomate al estadio